domingo, 19 de octubre de 2014

DOCTRINAS DE LA GRACIA EN LA BIBLIA

Por el Hno. Daniel Nicolas Pastore
LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA SE FUNDAMENTAN EN LA SOLA ESCRITURA

A todos aquellos, que por oponerse sistematicamente a las DOCTRINAS DE LA GRACIA; intentan desviar el eje de lo que se esta exponiendo- tratando de hacernos ver a quienes creemos en las doctrinas de la Gracia; como si fueramos seguidores de una filosofia humana - a los tales les decimos:
Que si al mejor estilo de Indiana Jones, alguien que estuviera de vacaciones por la vieja Europa, de repente, accidentalmente accionara un pasadizo secreto y 

!Oh maravilla! 
¡Descubriera documentos con pruebas irrefutables de que Agustin de Hipona, Calvino y Lutero fueron tres falsos maestros!

Aun asi, con todo eso, las riquezas de la Gracia Divina brillarian en la palabra eterna de Dios. Porque como ya dijimos: Estas no se fundamentan en ninguna filosofia humana, sino que fueron enseniadas por el mismo Verbo hecho carne. 

La gracia soberana fue enseniada por el mismo Senior Jesucristo y ahi estan en los evangelios para echar por tierra todo argumento humano. 

CRISTO ENSEÑO LA TOTAL DEPRAVACION HUMANA: 
Juan 6:44 
Ninguno puede venir a mi, si el Padre que me envio no le trajere; y yo le resucitare en el dia postrero.

PABLO TAMBIEN LA ENSEÑO Y CON TODA CLARIDAD: 
Efesios 2:1 
Y el os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,

CRISTO ENSEÑO LA ELECCION INCONDICIONAL: 
Juan 15:16 
No me elegisteis vosotros a mi, sino que yo os elegi a vosotros, y os he puesto para que vayais y lleveis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, el os lo de.

Mateo 11:27 
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Juan 6:37 
Todo lo que el Padre me da, vendra a mi; y al que a mi viene, no le echo fuera.

PABLO TAMBIEN LA ENSEÑO Y CON TODA CLARIDAD: 
Romano 9:16 
Asi que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

CRISTO ENSEÑO EL LLAMAMIENTO EFICAZ O GRACIA IRRESISTIBLE: 
Juan 6:37 
Todo lo que el Padre me da, vendra a mi; y al que a mi viene, no le echo fuera.

PABLO TAMBIEN LA ENSENIO Y CON TODA CLARIDAD: 

Romanos 8:28-30 
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su proposito son llamados.
29 Porque a los que antes conocio, tambien los predestino para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que el sea el primogenito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestino, a estos tambien llamo; y a los que llamo, a estos tambien justifico; y a los que justifico, a estos tambien glorifico.

CRISTO ENSEÑO LA PERSEVERANCIA HASTA EL FIN DE LOS REDIMIDOS: 
Juan 10:27-29
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
y yo les doy vida eterna; y no pereceran jamas, ni nadie las arrebatara de mi mano.Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.

PABLO TAMBIEN LA ENSENIO Y CON TODA CLARIDAD
Filipenses1:6 
Estando persuadido de esto, que el que comenzo en vosotros la buena obra, la perfeccionara hasta el dia de Jesucristo;

COMO PODEMOS VER ESTAS VERDADES LE PERTENECEN A DIOS Y SE SOSTIENEN APELANDO A LA SOLA ESCRITURA.

La exposicion de estas doctrinas nunca podra ser refutada con exito porque se fundamentan en la sola escritura


martes, 14 de octubre de 2014

PLAN JESUITA PARA UNIR A LOS CRISTIANOS CON LOS CATOLICOS

(2 Corintios 6: 14, 15) “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?”

Jorge Mario Bergoglio, es ahora Francisco I, el nuevo jefe del Vaticano. El siguiente extracto, son las palabras de su primera alocución pública una vez nombrado en su cargo:
"… Antes de nada querría elevar una oración por nuestro obispo emérito, Benedicto XVI, recemos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie…  Rezamos para todo el mundo para que haya una gran fraternidad… Voy a rezarle a la Virgen para que proteja toda Roma…"
Lo primero que hizo la mañana siguiente a su nombramiento fue acudir “a rezar a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma… el argentino Jorge Mario Bergoglio se dirigió a esta Basílica de Roma, Diócesis de la que es titular como nuevo papa, para realizar un rezo en privado ante el altar de la Virgen…” (1)
Un ferviente adorador de la que llaman la virgen es ese hombre, como no podía ser de otra manera, siendo quien ha llegado a ser. Pero hay mucho más. Bergoglio es jesuita. Llegó a hacer una larga carrera dentro de la Sociedad Jesuita de Ignacio de Loyola, a partir de 1958, año en el que ingresó en ella, ascendiendo hasta llegar a ser Superior Provincial de Argentina.
(Para facilitar el gobierno, la Orden está dividida en sectores geográficos o lingüísticos llamados asistencias (actualmente son nueve) y, dentro de cada una de ellas, en Provincias que suman un total de 64)
Por lo tanto, Bergoglio, llegó a ser en el tiempo de superior provincial, un jesuita de alto rango, y sigue siéndolo. Más adelante, me gustaría transcribir el Juramento de inducción extrema de la Sociedad de Jesús (jesuitas), para que entendamos mejor de qué estamos hablando.

1. Los planes y acciones jesuitas para la “unidad de los cristianos”

Antes de todo esto, es preciso entender uno de los propósitos que parecen muy evidentes a la hora de elegir a un jesuita como Bergoglio como jefe de la organización romana: él, es un decidido ecuménico; pero antes, veamos cuál es la estratagema jesuita en esa materia.
A fuego lento, los jesuitas – hablamos de los jesuitas de alto rango, por supuesto – han estado urdiendo planes y acciones para buscar que toda la cristiandad se ponga a los pies del jefe romano. Para ello inventó el slogan llamado “la unidad de los cristianos” y “el amor verdadero”.

Nota: Para entender más acerca de todo esto vean el libro “Regreso al Nuevo Orden” (2)
La carismatía y el ecumenismo han sido esenciales para “traer de vuelta a Roma” a todos los “hermanos separados”. El movimiento carismático fue levantado y auspiciado por el Vaticano, para poder acceder y sujetar para sí a los pentecostales, porque no podían hacerlo de otra manera. Incluso cuando antes de la fecha de 1945 levantaron el movimiento ecuménico hasta nuestros días, cuando también se fundó el Concilio Mundial de Iglesias con la financiación jesuita en Europa acabada la Segunda Guerra Mundial, no pudieron sujetar para sí a las denominaciones pentecostales, y ese fue el origen y la razón del movimiento ecuménico y del Concilio Mundial de Iglesias: unir a todas la denominaciones protestantes en Europa.

La combinación de todos los factores mencionados por los autores referidos, constituyen la fuerza que impulsará al advenimiento del “Nuevo Orden” eclesial que está surgiendo ante todos nosotros, y de lo cual muchos ni siquiera se aperciben; la manifestación final y más atroz de la Gran Ramera de Apocalipsis.

Bergoglio, ha sido uno de los principales impulsores del diálogo ecuménico e interreligioso en la Argentina. Bergoglio, actual Francisco I, ha sido designado una pieza clave en la manifestación final y cierre de todo ese proceso ecuménico de falsa unidad cristiana, en mi opinión, no tengo duda alguna.


2. C.R.E.C.E.S

El III Encuentro Fraterno organizado por la fundación Creces (Comunión Renovada de Evangélicos en el Espíritu Santo) en el Luna Park de Buenos Aires, Argentina, “sus principales oradores fueron el predicador del Papa, el franciscano italiano Raniero Cantalamessa -que llegó ayer al país para dictar un retiro a los obispos- y el pastor, también italiano, Giovanni Traettino” (3)
Sigo citando esa misma publicación católica: “El momento más emotivo fue la recepción que los presentes dieron al cardenal Jorge Bergoglio, que dirigió un breve saludo y pidió, como es su costumbre, que rezaran por su persona. Los pastores lo tomaron en serio. El cardenal se arrodilló y todos los presentes pidieron para él -de quien dijeron que es "una de las voces proféticas de la Nación"- abundancia de sabiduría… Bergoglio, que se mezcló entre la gente en una tribuna, dos horas antes de dirigir su saludo, dijo que se empezaba a ver "una diversidad reconciliada" (4) (Fin cita)
Para más abundamiento, Bergoglio, y al lado suyo Fray Cantalamessa, arrodillado recibe la oración de los pastores evangélicos. ¡Cómo podemos ver aquí la naturaleza manifestada de la Ramera de Apocalipsis, que con tal de ganar adeptos, es capaz de caer tan bajo con la excusa de la “humildad”!
Es curioso que tanto los católicos de pro, como los verdaderos cristianos, estamos de acuerdo en algo, aunque por razones contrarias: nos oponemos a ese falaz y blasfemo teatro.
¡Es imposible que un verdadero cristiano, y por tanto, nacido de nuevo, y por tanto seguro de haber sido justificado y salvado, pueda tener comunión espiritual con gentes que dicen ser cristianas, pero que no lo son! (1 Cor. 5: 11)
Pero todo obedece al plan jesuita de formar la que será la última y más poderosa manifestación de la Gran Ramera, la Madre de todas las rameras y abominaciones de la tierra (Ap. 17)



A. ¡Menuda mezcolanza surrealista!
Entre otros, Bergoglio, ¡actual papa!; el padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, el padre Fernando Gianetti, responsable de la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso del Arzobispado de Buenos Aires; Marcos Witt,  Omar Cabrera Jr. ; Carlos Mraida;  Norberto Saracco, todos ellos pastores evangélicos, y algunos más, juntos en el nombre de “Cristo”. ¡Menuda mezcolanza surrealista!
Bergoglio, el hombre que ha permitido y buscado que oren por él pastores evangélicos, un jesuita de alto rango, un cardenal romano, ese mismo hombre, ahora mismo ha sido nombrado según la jerga romanista: Pontifex Maximus (Sumo Pontífice), y los católicos le han de llamar “Padre Santo”, y “Su Santidad”… ¿No huele a podrido todo esto? ¿Pero de verdad es que pretenden hacernos “comulgar con ruedas de molino?
De veras que quieren hacernos creer que a partir de ahora todo va a cambiar, y que una nueva “unidad de los cristianos” se va a producir, ¿o no es sintomático que un cardenal y además jesuita, pro ecuménico haya sido nombrado papa de Roma?, ¡pero nosotros no lo creemos! Es sólo un ardid más para llevar a los evangélicos o protestantes al yugo romano.
¡No se dejen impresionar ni engañar por la apariencia!

EL JURAMENTO DE INDUCCIÓN EXTREMA DE LA SOCIEDAD DE JESÚS (JESUITAS)

El que sigue, es porción importante de la copia exacta del juramento extremo de los Jesuitas. Leyendo y examinando bien su contenido, podremos empezar a entender muchas cosas más. Veremos el horror en el que puede llegar a caer un ser humano, si se deja dirigir por el Maligno. Ponemos a la luz de forma literal este juramento que los Jesuitas de rango menor hacen cuando van a pasar a una posición de mando. Éste es posterior al juramento de obediencia y lealtad a la Orden y al papa de Roma.
Este es un juramento especial para los jesuitas claves que son asignados a las labores especiales dentro de cualquiera de las ramas de gobierno, ejército, justicia, educación y ciencia; así como industria, sanidad, movimientos laborales y cualquier institución religiosa.
Este juramento que siempre fue secreto,fue revelado por el ex jesuita de alto rango, Dr. Alberto Rivera, tiempo después de convertirse a Cristo. El Dr. Alberto Rivera, murió hace unos pocos años de manera muy misteriosa. También ese mismo juramento de inducción extrema, fue recogido en fecha del 15 de Febrero de 1913 en el “Registro Congregacional de los Estados Unidos (House Bill 1523, Contested electioncase of Eugene C. Bonniwell, against Thos. S. Butler, págs. 3215-3216). También se pudo encontrar en el libro titulado “Subterranean Rome" de Charles Didier; traducido del francés y publicado en Nueva York en 1843 (www.RemnantofGod.org)
Como verán, los jesuitas son mandados como juramentados, a hacerse pasar hasta por protestantes, y ha hacer cualquier cosa con tal de conseguir los propósitos de la Orden. Bergoglio, actual Francisco I, no olvidemos, es uno de ellos.
Transcribimos a continuación lo más destacado de dicho juramento; por favor, no pierdan detalle:

(Dado a un jesuita de rango menor cuando va a ser elevado a una posición de mando)


CEREMONIA DE INDUCCION Y JURAMENTO EXTREMO DE LA HERMANDAD DE LA SANTA FE DE LA SOCIEDAD DE JESÚS (JESUITAS)

 Habla el Superior:
 “Hijo mío, de aquí en adelante tú has sido enseñado para actuar como desensamblador entre los católicos romanos, para ser un católico romano, y para ser un espía aún entre tu propia hermandad. Para creer en ningún hombre, confiar en ningún hombre.
 Entre los reformadores, ser un reformador; entre los Protestantes Franceses (Hugonotes), ser uno de ellos; entre los Calvinistas, ser un Calvinista; entre los Protestantes en general, ser un Protestante y obtener su confianza para buscar aún con sermones desde sus púlpitos, y denunciar con toda vehemencia en tu temperamento, nuestra Sagrada Religión y el Papa. Aún para descender tan bajo para convertirte en judío entre los judíos, para que puedas sacar junta toda la información para beneficio de tu Orden como ferviente soldado del Papa.
Has sido enseñado para insidiosamente plantar la semilla de los celos y el odio entre los Estados que estén en paz e incitarlos a hechos de sangre, envolviéndolos en guerra unos con otros, y para crear revoluciones y guerras civiles, en comunidades, provincias y países que fueren independientes y prósperos, que cultivaren las artes y las ciencias, disfrutando de las bendiciones de la paz.
Para identificarte con los combatientes y a actuar secretamente en concordancia con tus hermanos Jesuitas que puedan estar en el otro bando, pero abiertamente opuestos a aquello con lo que puedas estar conectado.
"[Enseñado a] que únicamente la Iglesia (romana) puede ser al final, en las condiciones alcanzadas en los tratados de paz la ganadora, y que el fin justifica los medios.
Se te han enseñado tus ocupaciones como espía, para acumular estadísticas, hechos e información a tu alcance, a congraciarte y ganar la confianza de los círculos familiares de Protestantes y herejes de toda clase y carácter, tanto la del comerciante, el banquero, el abogado; entre escuelas y universidades, en parlamentos y legislaturas, entre los judiciales y consejeros del Estado; y para ser todas las cosas para todos los hombres, por el bien del papa, cuyos sirvientes somos hasta la muerte.
Has recibido tu instrucción aquí, como novicio, un neófito, y has servido como ayudante, confesor y sacerdote, pero no has sido investido todavía con todo lo que es necesario para mandar en la armada de Loyola al servicio del Papa.
 Debes servir el tiempo apropiado como instrumento y ejecutor tal y como ordenado por tus superiores, pues nadie puede mandar que no haya consagrado sus labores con LA SANGRE DE LOS HEREJES (énfasis nuestro); porque “sin derramamiento de sangre ningún hombre puede ser salvado”. Así pues, para prepararte para tu trabajo y asegurar tu propia salvación, además de tu anterior juramento de obediencia y lealtad a tu Orden y al Papa, tendrás que repetir después que yo:
 Jura el jesuita de rango menor:

 "Yo,_________ ahora en presencia del Altísimo Dios, la bienaventurada Virgen María, el bienaventurado Miguel Arcángel, el bienaventurado San Juan Bautista, los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo y todos los santos y ángeles del cielo... prometo y declaro, que no tendré opinión o voluntad propia, o cualquier reserva mental, aun como un muerto o cadáver, sino que sin vacilar, obedeceré todos y cada uno de los mandatos que  pueda recibir de mis superiores en la Milicia del Papa y de Jesucristo... prometo y declaro que cuando la oportunidad se presente, haré guerra sin compasión, secreta o abiertamente, contra los herejes, Protestantes y liberales como se me ha instruido para extirpar y exterminar a todos ellos de la faz de la Tierra y que no dejaré edad, sexo o condición, y que colgaré, quemaré, desolaré, desollaré, estrangularé y enterraré vivos a esos infames herejes; arrancaré sus estómagos y las matrices de sus mujeres; y estrellaré las cabezas de sus infantes contra la pared para aniquilar por siempre su raza execrable.
Y cuando esto no pueda ser hecho abiertamente, secretamente usaré la copa envenenada, la cuerda para estrangular, el acero de la daga, o la bala dirigida, sin prejuicio de honor, rango, dignidad o autoridad de la persona o personas, cual fuera su condición en la vida, ya sea pública o privada, tal como puede ser ordenado para hacerlo, por cualquier agente del Papa o Superior de la Hermandad de la Santa Fe de la Sociedad de Jesús.
En la confirmación de todo ello, he aquí dedico mi vida, mi alma y todas mis facultades corporales; y con esta daga que yo ahora recibo, yo suscribiré mi nombre, escrito en mi propia sangre, como testimonio de esto; y si yo compruebo ser falso o débil en mi determinación, que mis hermanos y compañeros soldados de la Milicia del Papa corten mis manos y mis pies, y mi garganta desde oreja a oreja, que abran mi barriga y la quemen con azufre, con todo el castigo que puede infligirse sobre mí, y que mi alma sea torturada por demonios para siempre en un infierno eterno…”
¡No cabe analizar punto por punto ese execrable juramento, porque nos llevaría demasiada tinta y papel, pero fíjense ustedes la capacidad de fanatismo asesino de esas personas, que se juramentan con maldición, y lo firman con su propia sangre!

Conclusión

Ahora mismo en el Vaticano existen dos papas negros, el jesuita actual, y el General de los Jesuitas, el español Adolfo Nicolás. Es evidente que la Orden está llevando sus malévolos propósitos hasta su consecución final. Junto a ellos, están los falsos ministros evangélicos, que son muchos, como Ricky Warren, el cual publicó en su Twitter:  "Unete a mí en ayuno y oración por los 115 cardenales que buscan la voluntad de Dios para un nuevo líder"; y que acaba de publicar: “Bienvenido papa Franciso, cardenal Jorge Mario Bergoglio, usted tiene nuestras oraciones"
Los jesuitas saben que la mayor proporción de evangélicos profesantes está en Latinoamérica, no nos extraña, por tanto, que el actual paphórrido sea hispanohablante.
El resurgir de un “diálogo interreligioso” sin precedentes es algo que vamos a estar sufriendo a partir de ahora, no en vano ha sido levantado ese hombre, de mirada fría y ausente de gesto.
Que ningún verdadero hijo de Dios se deje seducir por todo ello. No existe comunión entre Cristo y Belial; no hay comunión entre la luz y las tinieblas.
SOLI DEO GLORIA
Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España
14 de Marzo de 2013




ACUSANDO A LOS HERMANOS QUE DENUNCIAN LOS FALSOS MINISTERIOS

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.

(Filipenses 1: 14-18) “Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor. 15 Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. 16 Los unos anuncian a Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones; 17 pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del evangelio. 18 ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún”

Introducción

El mensaje de Cristo en ese tiempo iba en contra del mismo principio de exaltación del César romano, el cual era considerado el “kirios” (señor), y debía ser honrado por todos de ese modo. Al decir que Jesús es el kirios (Señor), resultaba en una afrenta directa a la persona del emperador romano. Por ese motivo, la persecución hacia el Mensaje y hacia los que lo propagaban, iba en aumento.
A causa de esa persecución, el apóstol Pablo estaba preso en Roma cuando escribía por mano de un amanuense la carta a los de Filipos. Su condición de condenado, podía ser de tropiezo a todos aquellos que habían recibido el Evangelio por su ministerio, y que todavía eran muy débiles en la fe. Estos podrían sentirse avergonzados al no entender todavía, que el concepto del éxito de Dios, es muy diferente al concepto del éxito del hombre.
Para el hombre natural, tener éxito implica todo lo concerniente al triunfo conforme a lo natural de esta vida. Para Dios, el éxito tiene una implicación mayormente conforme a lo eterno.
El que vieran a Pablo en la cárcel, con el resto de condenados por múltiples delitos, podría – en su debilidad de fe - ser un motivo de duda acerca del Evangelio. Gracias al Cielo no fue así, sino todo lo contrario. Por eso él escribe así: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás. Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor” (Fil. 1: 12-14)
Lejos de avergonzarse y de dejar de proclamar el Evangelio, los hermanos se mostraban mucho más valientes y atrevidos a la hora de dar a conocer el mensaje de Cristo.

1. Los dos tipos de predicadores

Ahora bien, de todos aquellos que predicaban a Cristo, unos lo hacían de buena voluntad, y otros, por motivos perversos;“por envidia y contienda” (V. 15) ¿Cómo era eso, y a qué era debido?
Estos últimos, curiosamente, predicaban el Evangelio, pero por ambición egoísta, insinceramente. Esos predicadores se aprovechaban de la situación de Pablo en la cárcel, para tratar de brillar ellos mismos, con la intención de mostrar a todos que el apóstol Pablo no era el único predicador dotado de las mejores cualidades para ese ministerio. Les movía la envidia hacia Pablo, y por esa misma envidia y detracción, pensaban que Pablo les tendría envidia, ya que ellos estaban libres para predicar y seguir predicando, mientras que él estaba preso, y por tanto, incapacitado para salir a predicar por doquier. Pero Pablo no tenía envidia, sino todo lo contrario. Él exclamaba:
“¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún”
Nótese bien que Pablo no se duele porque no se predicara a Cristo conforme a Cristo, sino todo lo contrario. Ausente de toda envidia y celos carnales, Pablo se gozaba de que el Evangelio, de una manera u otra, era predicado. Para él, la finalidad en esos momentos era la proclamación de la cruz, independientemente de los motivos, ya expuestos.

2. Pero, ¿qué ocurre hoy en día?

En aquel tiempo, el Evangelio era predicado tal y como es, pero hoy, no. Hoy por hoy, muchos ministros y ministerios que se dicen cristianos, realmente no lo son, ya que predican un evangelio añadido y diferente, anatema en todo caso (véase Gl. 1: 8, 9).
El apóstol Pablo se alegraba, y aún se gozaba de que independientemente de los motivos - muchos de ellos totalmente carnales, como hemos visto - la Palabra de Cristo a pesar de todo, era expuesta; no obstante, si Pablo estuviera entre nosotros hoy, no diría lo mismo que dijo, observando esos ministros y ministerios aludidos, ya que lejos de predicar a Cristo predican a otro cristo, otro evangelio, otro espíritu.
El Ecumenismo, el G12 en todas sus variantes, la filosofía de la prosperidad material a ultranza, la confesión positiva, el posmodernismo, los actuales falsos apóstoles y profetas, la fe en la fe, el posibilismo, el decretar, el reinar ahora, etc. así como cualquier exposición doctrinal trascendente que no se sustenta en la Biblia, sino que la contradice; todo ello, se constituye como concepto antagónico al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo; y sin embargo, se presenta como el evangelio, por parte de esos falsos ministerios.
A nadie que sea realmente de Cristo le impresiona o maravilla el presunto éxito aparente de esos falsos ministerios, que actúan muchos de ellos compitiendo entre sí, a modo de aquellos malos ministros mencionados por Pablo en la carta a los Filipenses. No obstante estos acusan a los verdaderos ministros del Señor, que se atreven a denunciar su falso evangelio, de envidiosos y sediciosos.
Así pues, el contender ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos (Jud. 3), por parte de los que nos oponemos a las mentiras religionistas, es interpretado por esos falsos ministros como envidia y detracción. ¡Nada más lejos que eso!
Aquellos ministros de la carta a los filipenses, tenían envidia de Pablo, por ser Pablo quien era, y cómo era usado por Dios, y Pablo de ese modo los expuso. Pero no nos equivoquemos, eran los malos ministros lo que le tenían envidia, no los buenos ministros. Ningún verdadero y santo ministro de Cristo va a tener envidia de otro ministro de Cristo; eso es inconcebible.
Si esos presuntamente exitosos ministerios aludidos estuvieran predicando realmente a Cristo, todos nos alegraríamos y gozaríamos como hizo Pablo respecto a aquellos que lo hacían por motivos perversos. Lamentablemente eso no puede ser así, ya que no predican a Cristo, sino que predican una perversión crística.

3. Conclusión

No es justo, ni aceptable ante Dios el usar el párrafo de Filipenses 1: 15-18 para acusar a verdaderos hermanos de envidia y sedición, cuando denuncian a los falsos ministros y sus falsos ministerios.
Al contrario, estos buenos hermanos están (estamos) obedeciendo el mandato de Cristo, a saber:
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. 4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 3, 4)
SOLI DEO GLORIA
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.

LA SALVACION DE LOS ELEGIDOS DE DIOS

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.

Antes de entrar en esa materia, permítanme decirles que este servidor siempre ha buscado creer en la verdad escritural, sin prestar demasiada atención a posibles títulos y etiquetas de corte presuntamente humano. Arminianismo, Calvinismo, etc. poco han supuesto para mí en todos esos años de búsqueda de la verdad. Pero me di cuenta de cierto error que he llegado a cometer, y es el siguiente: detrás de presuntas etiquetas se pueden esconder grandes verdades, que por menospreciar dichas etiquetas, podemos no verlas y no aprovecharlas suficientemente.

A mí me enseñaron desde que conocí al Señor, y ya hace 30 años de eso, que la salvación se podía llegar a perder, y así lo creí por años y así lo enseñé, sin prestarle mayor atención al asunto en aras de una apologética de la santidad (lo cual, esto último, es bueno).
No obstante, desde hace ya algunos años, y conforme he ido entendiendo un poco más sobre la grandeza de nuestro Dios, en contraste con la pequeñez e insignificancia de nosotros, los hombres, algo en dentro de mí me iba mostrando que debía de ahondar más en muchas cuestiones teológicas.

Por mi cuenta empecé como nunca antes a profundizar el estudio acerca de la doctrina de la justificación en la Biblia, y leyendo los comentarios de probados hombres de Dios, y cada vez fui entendiendo más el puzle que tenía ante mis ojos.
Sin pretender defender etiqueta alguna per se, sí me veo en la responsabilidad de dar una explicación breve, pero lo más diáfana posible sobre este asunto; y esto es lo que voy a hacer a continuación.

1. ¿Tiene el hombre natural en sí mismo la capacidad de arrepentirse y convertirse a Cristo?

El Arminianismo enseña que el hombre natural, a pesar de quedar afectado por la caída de Adán, todavía tiene la capacidad espiritual de escoger el bien espiritual, y por tanto, tiene capacidad de ejercitar fe en Dios, para poder recibir el evangelio, y de este modo obtener la salvación; ¿Es eso verdad? No, no es verdad.
La realidad es que el hombre natural, no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente (1 Co. 2: 14).
La realidad es que el hombre natural está muerto en sus delitos y pecados (Ef. 2: 1), y un muerto espiritual no puede buscar a Dios, su hombre interior está muerto.
La razón de estar muerto nos la concede la Escritura: “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5: 12)
El pecado causó la muerte espiritual, la corrupción total del ser humano y la consecuente condenación. La Biblia nos dice que el intento del corazón del hombre es malo, ya desde su juventud (Gn. 8: 21)
A grandes rasgos, esta es la condición del hombre natural: está muerto, y los muertos no pueden hacer nada. La depravación humana es total, y por tanto, el hombre es incapaz de buscar el bien (el de Dios) por sí mismo; su hombre interior está paralizado por el pecado. Eso significa estar condenado en esta vida.
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas” (Jn. 3: 19). La condición natural del hombre es la de amar las tinieblas en vez de la luz, o dicho de otro modo, el hombre natural no buscará la luz, sino que buscará todo lo concerniente a su ego, en el espíritu del propio Satanás, al que sirve sin ser consciente de ello.
Concluyo en este punto: La condición del hombre natural es de total depravación y consecuente muerte espiritual, refutando así la posición arminiana de sólo estar parcialmente afectado por esa caída adámica.
Existe una gran diferencia entre un muerto y un enfermo. El posicionamiento arminiano, es que el hombre está “enfermo”, mientras que el bíblico es que está muerto.

“Al hombre natural, las cosas que son del Espíritu de Dios no le interesan, porque se han de discernir espiritualmente (1 Co. 2: 14), y esa capacidad la tiene muerta por causa de la separación exhaustiva de Dios, por causa del pecado original”

2. ¿Escoge Dios para salvación a aquellos que le responderían?

El Arminianismo enseña que existe una elección condicionada a la aceptación del hombre. Así, la condición la pone el hombre, no Dios. Según el Arminianismo, Dios buscó salvar a aquellos que Él sabía le iban a aceptar.  Así que la prerrogativa la tiene el hombre, no Dios. Es el hombre el que de alguna manera le dice a Dios: “¡Estoy dispuesto a que me salves!, ¡Sálvame!”. Esto es absolutamente inverosímil.
Otra vez decimos, un muerto no puede hablar… Pero si recordamos lo expuesto arriba, según Arminio, el hombre no cayó del todo y puede todavía pedir ayuda. Pero no, insistimos. El hombre cayó del todo y su depravación es total.
El salvar a aquellos que aceptarían la salvación, en términos teológicos se llama la “doctrina de la elección condicional”, y es la arminiana; no obstante lo contrario es la verdad: la elección es incondicional.
La elección es incondicional, ya que es Dios quien elige, no es el hombre en modo alguno. La doctrina de la elección, esta vez, incondicional, se manifiesta en toda su lógica bíblica por el hecho de que el hombre es un ser totalmente depravado e inclinado naturalmente al pecado. Siendo así, la solución (o la elección) no puede estar en el hombre, ni basarse en el hombre en modo alguno, sino en Dios, que tiene misericordia:
“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9: 16)
Ahora bien, si el hombre no puede - ya no salvarse - sino pedir que le salven, incluso, si por su tendencia natural al pecado, busca en ese pecado su felicidad (Jn. 3: 20), obviamente la salvación no puede venir en modo alguno por parte de él. Ni es salvo, ni quiere salvarse, ni pide que le salven (porque la salvación significa estar con Dios, y eso la carne lo detesta), y no obstante hay hombres que se salvan… Entonces, ¿En base a qué se salvan? Evidentemente el protagonista es Dios.
Algunos se salvan, otros no, ¿Quién marca aquí la diferencia? Obviamente Dios, concluimos pues, la salvación la determina Dios, jamás el hombre. En otras palabras la elección es incondicional; es que Dios no ha elegido salvar a todos:
“y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe (2 Ts. 3: 2)
La Biblia nos da más que suficientes casos de esa elección incondicional de parte de Dios:
La elección de Abraham, el cual era un pagano entre paganos. La elección de Israel, un pueblo que ni siquiera existía y que seguidamente fue insignificante (Deut. 7: 7, 8). La elección de Jacob en vez de Esaú, cuando ni siquiera habían nacido, ni hecho bueno o malo (Ro. 9: 11-13). La elección de Gedeón, un hombre lleno de temores. La elección de David, un jovencito insignificante a ojos de los hombres. La elección de Pablo, un perseguidor de la iglesia… etc. etc. Pero como está escrito:
“…lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1 Corintios 1: 27-29)
El siguiente texto, muestra que la elección de Dios se corresponde según el puro afecto de Su voluntad, y que, por tanto, nada podemos añadir a esto:
“en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad (Ef. 1: 5)
La doctrina de la elección incondicional, fue la que enseñó Jesús: “Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio” (Lucas 4: 25- 27)
Eso enfureció a aquellos judíos en la sinagoga, y eso mismo enfurece a muchos hoy en día también.
Entendámoslo bien: ES DIOS QUIEN ELIGE AL HOMBRE,  NO EL HOMBRE A DIOS.
(Juan 15: 16) “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca…”
(Romanos 9: 21) “¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?”
(Proverbios 16: 4) “Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, y aun al impío para el día malo"
Nada podemos, o hemos podido hacer o haremos, que motive o haya motivado a Dios a escogernos. La elección de Dios para salvarnos se debe a que nos amó, independientemente de nuestros actos u obras. No nos eligió, por tanto, porque viera algo en nosotros que le hiciera tomar esa decisión.
Tampoco nos eligió porque viera que íbamos a saber o íbamos a poder aceptar a Cristo. No hemos sido escogidos debido a que íbamos a realizar la “buena obra” de “aceptar” a Cristo, todo lo contrario. Fuimos escogidos para hacernos capaces de “aceptar” a Cristo (Ef. 2: 10).
(Hchs. 13: 48) “Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna
Como vemos en esa escritura con excelsa claridad, los que creyeron, es que estaban ordenados para hacerlo, para vida eterna.
Antes, jamás tuvimos fe para poder ejercitarla para venir a Cristo, hasta el momento en que por Su gracia fuimos investidos del poder de Dios para recibir esa fe, y actuar en consecuencia:
(Efesios 2: 8, 9) “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
Por la gracia de Dios obtuvimos la fe, lo cual es don de Dios. Por lo tanto nuestra presunta obra de “aceptarle” no cuenta. Le aceptamos por esa gracia irresistible nos convenció, y pusimos en marcha esa fe que nos fue dada también.

3. ¿Murió efectivamente Cristo por aquellos que pudieran decidir aceptarle o lo hizo por los elegidos del Padre?

Nótese que la pregunta es clara: ¿La muerte de Cristo tiene efecto potencial en todos en general, o realmente sólo en los elegidos? El Arminianismo enseña que Cristo murió para no salvar a nadie en particular, lo cual contradice la misma doctrina de la elección incondicional.
Es sencillo, si la salvación depende de la decisión del hombre, en esa medida, Dios está condicionado, y sólo salvará, no a los que Él decide salvar, sino a los hipotéticamente hablando, claman por salvación. Pero volvemos a lo mismo:
  • El hombre natural no puede libremente tomar una decisión para Dios, porque está muerto espiritualmente, y un muerto no puede decidir.
  • Dios no está condicionado por nadie ni por nada.
  • Dios es quien decide salvar a quien quiere (por eso es Dios)
  • Dios no tenía por qué haber salvado a nadie.
Consecuentemente, Dios no va a pedir un imposible al hombre natural, cual es, que éste decida creer en Cristo estando en la condición de muerte espiritual. Más bien es al contrario, como lo vemos en las Escrituras:
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Ef. 2: 1)
Estando muertos en vida, Él nos dio vida.
Por lo tanto, aunque Cristo dio su vida por los hombres, sólo aquellos hombres elegidos por Dios son salvos. Esto se llama expiación limitada, y es la enseñanza de la Escritura.
“…nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Ef. 1: 4)
“Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17: 9)
“porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26: 28) Nótese: por muchos, no por todos.
La razón de ser de la iglesia, es justamente la de ser la que es, la asamblea de los elegidos; la asamblea de los salvados por gracia.
No todos pertenecen a la iglesia, porque no todos son salvos, y los que son salvos, no es porque tuvieran alguna virtud en sí mismos que Dios viera de antemano y los decidiera salvar, sino porque Él decidió amarlos: “A Jacob amé, a Esaú aborrecí” (Ro. 9: 13)
Es Su elección; es Su prerrogativa.
La expiación es de hecho limitada; limitada por Aquél que escoge a quien salvar, porque puede hacerlo y quiere.

4.¿Puede el hombre natural frustrar la obra de salvación del Espíritu Santo?

¿Podrá el hombre resistir la voluntad explícita de Dios hasta el punto de doblegar a Dios? Sabemos que no, sin embargo, el Arminianismo enseña que el bendito Espíritu de Dios, cuando comienza Su obra de traer a una persona a Cristo, puede ser resistido y puede frustrar Sus propósitos. Enseña que el Espíritu Santo puede sólo puede cumplir Su cometido en tanto en cuanto el pecador no se resista y voluntariamente se sujete a Él.
O sea que, la voluntad de Dios depende de la voluntad del hombre. Si lo vemos despacio, esto es blasfemo.
Como cristianos, no podemos creer esto en modo alguno. La voluntad del hombre no puede ponerse por encima de la voluntad explícita de Dios, y aun así, el hombre siempre será convencido por Dios, cuando Dios quiera convencerle.
El Espíritu Santo es el encargado de convencer (Juan 16: 8). Cuando el Espíritu Santo actúa convenciendo al pecador, según la presciencia y el previo llamamiento del Padre, lo hace fehacientemente. Su poder es irresistible. Su llamamiento no puede ser frustrado por nada ni por nadie, y así como cuando uno mete la mano en el fuego y se quema sin remedio, así mismo actúa el Espíritu de Dios convenciendo al pecador y llevándolo al Salvador.
Cuando el Padre lo quiere, el Espíritu Santo actúa con gracia irresistible.
De ese modo aquella persona que Dios quiere salvar, la salvará:
(Juan 6: 37) “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera”
(Juan 6: 44) “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero”
(Juan 6: 45) “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí”
(Gálatas 1: 15) “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia”.
Pablo resistió al testimonio de los creyentes, hasta el punto de enviarles a la muerte, hasta que… hasta que Cristo le tocó de tal manera que su respuesta inmediata fue: “¿Qué quieres que yo haga?” (Hchs. 9: 6).  Si Pablo, contumaz, fue tumbado de tal manera, ¿qué no podrá hacer Dios con aquél que quiera salvar? Eso se llama gracia irresistible, porque nadie la puede resistir.
Dios no deja a la libertad del hombre Su salvación.

5.¿Se puede perder la salvación?

El Arminianismo enseña que un hombre salvado por Dios (no uno que se dice salvo) podría final y definitivamente perder la salvación. Lógicamente, dentro del pensamiento arminiano, si un hombre puede decidir ser salvo, por tomar la iniciativa de serlo, pues deberá ser responsable de seguir siéndolo, o no. Si tomó la decisión de serlo, entonces podría tomar la decisión de no serlo. Esto dentro de ese tipo de pensamiento, claro.
Gracias a Dios que esto no es así, por todo lo que ya venimos argumentando. Piensen bien: Si la salvación se pudiera perder, ¡ni a usted ni a mí nos duraría la salvación un día! ¿Qué fuerza existe en nosotros mismos para hacer la voluntad de Dios? Ninguna.
Somos salvos porque nacimos de nuevo, y nacimos de nuevo para ser salvos. Porque Dios nos hizo nacer de lo Alto (Jn. 3: 3), hemos pasado de muerte a vida; vivimos en una nueva vida, muertos definitivamente al pecado y a su poder.
(Efesios 2: 1-6)
“Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús
¿Qué la salvación se puede perder? No hombre, no; fíjense que Pablo inspirado por el Espíritu Santo enseña que Dios nos escogió, nos predestinó, nos llamó, nos justificó, y nos glorificó (Ro. 8: 29-30) ¡Ya estamos glorificados para Dios que nos tiene en la gloria! Si ya nos tiene en la gloria, o si ya estamos en la gloria en cuanto a El que es el Eterno (y eso es lo que realmente cuenta), de repente, ¿podemos salir de esa gloria e ir a condenación?... ¿ven como no puede ser?
Si juntamente con Cristo nos resucitó, y nos ha hecho sentar en los lugares celestiales con Él, ¿Cómo de repente podemos perder eso? ¿Se imaginan ustedes un día diciendo Dios algo así como: “Oh, vaya, Miguel estaba aquí conmigo en la gloria, y ahora no le veo… ¡Oh, ha decidido apartarse de mí, y ahora está en el infierno! Y yo sin saberlo”
¡No hermanos, la salvación verdadera es la que Dios contempla y ha contemplado desde la eternidad a la eternidad. El lo ve todo. El lo puede todo. El ve a todos los salvos, salvos para siempre.
¡Dios no salva a nadie, para que luego se pierda
La salvación que Dios provee no es algo así como, “Bueno, vamos a empezar a salvarte, a ver si consigues llegar al cielo”.
La Biblia enseña otra cosa:
(Romanos 9: 29-31) “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
¿Quién contra nosotros?, ¡Nadie! incluidos nosotros mismos.
(Romanos 8: 14) “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de DiosLos que somos hijos de Dios, LO SOMOS SIEMPRE, es decir, es conforme a Dios, no conforme a nuestra debilidad humana. Las Buenas Nuevas, son: salvación en Cristo Jesús, nada menos que eso.
(Romanos 8: 1) “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”.  Hermanos, ¿Qué dice esta escritura?: NINGUNA CONDENACIÓN, ¡Amén!
Existe, o la condenación, o la salvación. Si para el verdadero creyente ya no hay condenación, es porque es realmente salvo, siempre salvo (el que lo es, no el que dice serlo, sin serlo)
(Romanos 5: 10) “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”
Hermanos, lo que Dios promete, lo cumple. Lo que Dios hace no hay criatura que lo pueda deshacer:
(Romanos 8: 37-39) “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Nada ni nadie nos podrá apartar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, lo cual  significa que el resultado de la salvación, cual es la vida eterna, nadie nos lo puede arrebatar, ni siquiera nosotros mismos (1 Juan 3: 9).

Conclusión

1. El hombre natural (sin Cristo) está muerto en sus delitos y pecados, y no puede siquiera alzar un mínimo susurro al Cielo para pedir salvación. Un muerto no habla, ni se mueve. Un muerto está muerto. Por tanto el libre albedrío del hombre no puede aplicarse aquí.
2. Por consecuencia, Dios no salva al hombre porque este estuviera dispuesto a ser salvado. El hombre necesita ser resucitado, y el único que puede hacer eso, es Dios. La elección de Dios es incondicional, por tanto, en nada depende del hombre.
3. La redención efectiva sólo se aplica a los elegidos de Dios. Dios supo y quiso a quienes salvar, y los salvó desde antes de la fundación del mundo.
4. El hombre en modo alguno puede oponerse con éxito a la explícita voluntad de Dios. Él a quien quiere salvar, salva. Otra vez, el libre albedrío del hombre no puede aplicarse aquí. El hombre que va a ser salvado, lo es por la gracia irresistible de Dios.
5. La salvación por tanto, no puede perderse porque no depende del hombre el obtenerla, así tampoco el perderla. Es prerrogativa de Dios.
Algo menos que todo esto, es hacer un dios más pequeño y un hombre más grande, lo cual es blasfemo.
El hombre no merece nada. Está perdido y es hijo del infierno en su naturaleza. Sólo Dios, porque nos amó, decidió salvar a los que Él consideró que iba a salvar, sin más. El resto es cosa suya. El es Dios, nosotros… solamente polvo y ceniza.
¡A DIOS SEA TODA LA GLORIA!

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Octubre 2011

(Pueden hacer copias y divulgar con libertad este y todos mis mensajes, sólo respetando la autoría. Dios les bendiga)