sábado, 6 de abril de 2013

Preguntas a la doctrina de la gracia


ALGUNAS OBJECIONES A LAS DOCTRINAS DE LA GRACIA, CONTESTADAS

Por Miguel Rosell

Las siguientes son algunas objeciones a las doctrinas de la gracia que he encontrado, veámoslas, y respondamos:

Primera objeción: “¿Pueden los muertos creer?, y si no pueden, ¿resulta que si pueden pecar?”
Respuesta: En primer lugar, por muertos (espirituales) queremos referirnos a todos los hombres sin Cristo, o como también la Biblia lo llama, el hombre natural (1 Cor. 2: 14), el cual y como dice la Escritura (Ef. 2: 1), está muerto en sus delitos y pecados.
Esa muerte es derivada de la naturaleza de depravación propia del hombre caído, y de su propio pecado. Ese estado mencionado, le impide poder hacer lo bueno delante de Dios, ya que entre otras cosas “no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son necedad (Gr. “moría”)…”.
Pero por otra parte, no sólo no entiende lo que es de Dios, sino que no quiere lo que es de Dios (Jn. 3: 19), por lo tanto, peca de todas las maneras.

Segunda objeción: “La Biblia dice que Dios llama a todos los sedientos: venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche (Is. 55: 1). Esta escritura nos habla de que hay personas que anhelan los beneficios de la obra redentora del Siervo, obtenidos por Su sufrimiento, según lo narra el capítulo 53 de Isaías, y descrita en el capítulo 54 del mismo profeta"
Respuesta: ¿Existen dos tipos de hombres, unos malos, y otros buenos, que serían los primeros los que anhelan las cosas de Dios descritos arriba? No. La Escritura es muy clara: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, QUE TODOS ESTÁN BAJO PECADO. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; NO HAY QUIEN ENTIENDA, NO HAY QUIEN BUSQUE A DIOS. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” (Romanos 3: 9-12)
Entonces, ¿Cómo es que hay personas sedientas de la verdad? ¿Es por ellas mismas? No, es por Dios. Es Dios quien“produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2: 13). Nadie puede estar sediento de Dios, si Dios no le hace estarlo.

Tercera objeción: “Se dice que no somos capaces de escoger a Dios, pero la Biblia me muestra lo contrario: “Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Entonces el pueblo respondió y dijo: Nunca tal acontezca, que dejemos a Jehová para servir a otros dioses” (Josué 24: 15, 16); “E Isaías dice resueltamente: Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí. Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor” (Romanos 10: 20, 21)”
Respuesta: La respuesta a este planteamiento está en la misma Palabra de Dios: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas” (Sto. 1: 17, 18)
Todo lo que el individuo pueda tener de bueno, o hacer de bueno, le viene de Dios, en primer lugar por la gracia común, y en segundo lugar, por causa del llamamiento santo a aquellos que son llamados y escogidos. Si no fuera así, nadie podría avanzar en esa dirección. Lo vemos también en la misma Escritura donde se nos advierte que el hombre sin Dios no puede, ni quiere entender las cosas de Dios.

“Fui hallado de los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí”: esta misma escritura lo explica bien. Dios se manifestó a aquellos que no le buscaban, los gentiles. La salvación vino a un pueblo que no era pueblo; por ello vemos que la gracia de Dios es una realidad, ajena al mismo hombre per se.

Conclusión: Decir que el hombre por sí mismo puede buscar o escoger a Dios es una gran mentira, que tiene consecuencias cuando se cree así. Concede al hombre unos atributos que no tiene, y consecuentemente esa falacia produce diversos engaños más. Entre otros, y por mencionar uno, hace que muchos se esfuercen en la carne, tratando de convencer a los demás sobre las cosas de Dios, y resultando en un gran fiasco.
Justamente las doctrinas de la gracia son las que nos enseñan que de Dios es todo, y que sólo Él tiene la última palabra en todos y en todo: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Sto. 1: 17), para el beneficio ulterior de sus hijos.
SOLI DEO GLORIA
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.
Abril 2013.

FIN


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