lunes, 17 de noviembre de 2014

MATEO 25:31-46 ¿SALVACIÓN POR OBRAS?

¿ENSEÑA MATEO 25:31-46 UNA SALVACIÓN POR OBRAS?

Mateo 25: 31-46 “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”

Este es un texto muy usado para argumentar acerca de una supuesta salvación por obras y méritos, lo cual, implícitamente, redundaría en contradicción a la luz del resto de la Escritura. No obstante, machaconamente, algunos lo colocan delante de tus ojos, una y otra vez, buscando otros de ellos el menospreciar la fe en contraposición a las obras. El mensaje que lanzan es: las obras meritan, la fe no es suficiente.
Estos olvidan, o no quieren comprender que las obras han de ser producto de la fe, de otra manera, no valen. Como está escrito: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (Santiago 2:18)

1.El juicio a los gentiles que hayan quedado

Partamos del punto de que este texto, tiene un sentido netamente escatológico, ya que Cristo aquí está hablando de que en Su venida gloriosa, reunirá a todas las gentes (ethnos), los que hayan quedado sobre la tierra, y los juzgará. La Iglesia ya hará tiempo que habrá partido con el Señor (1 Ts.4:17)
Por este texto, vemos que los judíos estarán sobre la tierra, como los herederos directos del Reino, los que hayan creído en el Mesías (ver Zac. 12:10), ya que el texto se dirige explícitamente a los gentiles que hayan quedado.
El juicio no es hacia el Israel de Dios que reciba al Señor Jesucristo, sino que es hacia las gentes (la palabra no esnaciones, sino ethnos, es decir, los gentiles).
Ese reino que van a recibir los colocados a su derecha, fue “preparado para ellos desde la fundación del mundo” (V.34). Este reino fue designado para establecerse en este planeta, el llamado Reino Mesiánico (Ap. 20).

2. Los benditos del Padre

De todas esas gentes que habrán quedado después del Armagedón, reunidos ante Él, los que coloca a Su derecha, son los benditos de Su Padre; estos son los que han sido justificados, y por tanto, salvados; no por méritos u obras, sino por la fe, esa fe que obra por el amor (Gl.5:6), la cual sólo proviene de Dios, y lleva al creyente a hacer esas obras de misericordia, agradables a Dios (Ef.2:10).
No es la obediencia la que consigue el título de herencia (Ro.8:17), sino la promesa del Padre y la obra del Hijo, mientras que la obediencia es sólo la cualidad necesaria del creyente (por serlo), la que Cristo resalta en ese juicio, como muestra y prueba de esa fe salvadora de cada bendito del Padre.
Nadie ha de entender aquí que por la mera obediencia que lleva a realizar obras de misericordia alguien será salvado. Es Dios quien, por Cristo, ha extendido Su gracia a esa persona, y le ha dado la fe salvífica para recibir la justificación (Ro.5:1), y como consecuencia directa, obrar en el sentido del amor y de la misericordia hacia los demás, por la guía e inspiración del Espíritu Santo.

Las buenas obras de los ateos
No podríamos entenderlo de otro modo. Me explico. Hay muchas personas, ateas, que hacen obras encomiables desde un punto de vista humano; ¿diríamos entonces que por el hecho de hacer esas obras, Cristo les daría entrada en el Reino? Sabemos que no, ¿por qué lo sabemos?, porque no son justos, son ateos, niegan a Dios. Hay ateos explícitos, y hay ateos implícitos, estos últimos no niegan a Dios de palabra, pero lo niegan con su vida.

Son justos, por tanto, justificados (Ro.5:1)
“Entonces los justos le responderán diciendo…”
Démonos cuenta que el Señor a los obedientes, les llama justos. No son justos por obedecer, sino que obedecen porque son justos. Son justos porque son salvos. Son los benditos del Padre.
Vemos también que por ser justos, obraron para bendecir al Señor: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a Mí lo hicisteis
No es que fueran conscientes de ello, posiblemente, pero el Espíritu Santo les guió en ese sentido.

Conclusión

No olvidemos que Dios no necesita de nuestra contribución o trabajo, ese no es el punto. El punto es que Dios se place en darnos ese trabajo Suyo, o más bien, en Su obra, para recompensarnos. Dios se goza en hacernos bien.
SOLI DEO GLORIA
© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España.

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